VOX ha sido todo un fenómeno en Andalucía. Tuvieron una de las participaciones más altas en la campaña electoral, llenando cada uno de sus actos, y a pesar de que el resto de fuerzas políticas y la mayoría de medios les hicieron un gran vacío, consiguieron conquistar el voto de casi 400.000 andaluces y 12 escaños en el parlamento andaluz.
Según el estudio que la agencia de encuestas Sigma Dos ha realizado para El Mundo, que ha analizado el trasbase de votos entre los partidos que han participado en las elecciones, un 45% de sus votantes procedían de votos al Partido Popular (178.000), un 15% de votantes de Ciudadanos (58.000), y una cosa que poca gente podía imaginar, y es que al menos el 15% de los votos de VOX proceden de la izquierda andaluza. Eso supone algo más de 59.000.
Posibles pactos
Casi una semana después de las elecciones, aún se sabe muy poco del futuro de Andalucía. Ayer Javier Ortega, secretario general de VOX, reconoció que nadie se había puesto en contacto con ellos para un posible gobierno tripartito en San Telmo. A día de hoy sigue pareciendo la opción más probable, y también más coherente con el perfil de los votantes de estos tres partidos. El principal problema es que tanto Marín como Moreno quieren presidir la Junta. Cuando ellos terminen de ultimar los detalles, podríamos tener todo cerrado, ya que VOX no pondrá demasiadas trabas.
Si finalmente la negociación con el PP no llega a buen término, Susana Díaz ya ha vuelto a abrir las puertas del Gobierno de la Comunidad a Ciudadanos, con quienes estaría más que dispuesta a pactar. Este giro no sería bienvenido entre los votantes, y estaría hipotecando la palabra de Rivera, que fue el hostigador de estas elecciones al romper el acuerdo previo con los socialistas.
Y para rizar más el rizo, si de verdad los radicales de la izquierda no quieren presencia de VOX en el Gobierno, también podrían abstenerse a un acuerdo PP-Ciudadanos, aunque Teresa Rodriguez ya ha dicho que por ahí no pasará, y Susana Díaz, todo lo que no sea conservar el sillón y mantenerse en la cabeza no le sirve de nada.