Pedro Sánchez no tiene votos suficientes a día de hoy para ser investido presidente. Es una realidad. Sus socios no terminan de ponerse de acuerdo entre ellos por ver quien entra y quien no en el Gobierno de coalición. Sin embargo, Pedro Sánchez podría tener todo esto previsto y quizá por eso ayer regalaron a Bildu un asiento en la Mesa del Parlamento de Navarra.
Una abstención de Bildu en la segunda votación para la investidura facilitaría mucho las cosas a los socialistas. En Navarra todo apunta a que los socialistas serán capaces de gobernar sin problemas junto a Podemos y Geroa Bai, con Bildu ejerciendo de socio fundamental en determinadas leyes que requieran del voto mayoritario. En el Congreso, la situación se podría repetir.
Seguramente Sánchez hubiese preferido contar con el apoyo de Navarra Suma en la votación de su investidura, pero entregando Navarra a los nacionalistas ha terminado por romper toda negociación con ellos. El PSOE tomó una decisión: o traicionaba a España para quedarse Navarra o perdía la presidencia de Navarra para tener la abstención de Navarra Suma.
Por desgracia Pedro Sánchez optó por la vía fácil. Quedarse Navarra y requerir la abstención proetarra en el Congreso. Sin embargo, esto le podría acarrear problemas en el futuro. No parece muy ético por parte del presidente en funciones hablar de la «ultraderecha» y los cordones sanitarios mientras por detrás se negocia con Otegi. En el último debate Sánchez llegó a negar haber pactado con ellos, pero la realidad es que no tiene problemas en mentir a los españoles.
Un Gobierno de España que sea investido por nacionalistas y proetarras es la mayor aberración a la democracia. Sánchez lo hizo hace un año, cuando tanto ERC como PNV y Bildu le ayudaron a llevar su nuevo colchón a La Moncloa. Y si todo sigue el plan socialista, repetirán este año.