El teniente coronel Enrique Area Sacristán, ha escrito un artículo en su blog personal en el que asegura que él no ofrecerá lealtad al presidente del Gobierno.
En el artículo que escribe, Enrique Area Sacristan dice: «El presidente ha solicitado, además de tiempo, unidad y lealtad institucional para que la ciudadanía recupere su vida y se reconstruya el bienestar común. “Perseveremos en la unidad como respuesta al sacrificio que pedimos a los ciudadanos que permanecen en sus casas y a la valentía de quienes salen de ellas para combatir el virus”, ha dicho».
«Lealtad institucional es un concepto jurídico y ético que cuadra estupendamente con la Administración Pública y hace referencia a la obligatoriedad de prestarse ayuda entre sí para todos los involucrados en mantener el bienestar de los ciudadanos, hoy hablaríamos en realidad de su supervivencia», sigue escribiendo.
«A mí me asusta, desde hace tiempo, la lealtad institucional. Me interesa la lealtad al ciudadano, el cumplimiento íntegro de las penas de los que han delinquido contra la Hacienda Pública, la delación del político corrupto que está robando a los ciudadanos, la denuncia del gestor monstruoso que, por avaricia o incompetencia, causa gran desgracia a su alrededor», reconoce.
«¿Debemos ser leales a la canallada que perpetra el Gobierno con la cosa pública en el caso de los gastos de compras y contratos con ocasión del estado de alarma? ¿Debemos lealtad al político que aún tiene la desfachatez de predicar lo que se debe hacer cuando él pudo y no quiso? ¿Debemos cumplir con el deber de la lealtad ante el que nos ofende o nos perjudica? ¿Es lógico mantenerse leal al que engaña y lo mantiene? La reclamación de lealtad institucional, como tantas cosas, es un concepto honorable que se ha visto corrompido en su paso por la especie humana. El DRAE describe el concepto «lealtad» como “el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”, Pero también reconoce como legítimo el significado de “amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo”. Respetemos la lealtad que se debe a quién lo merece, pero jamás la lealtad perruna al injusto, al malintencionado, al incompetente, al mentiroso, al tramposo o al patán. Nunca se ha demostrado, pero yo intuyo que nos iría mejor», finaliza.