La ciudad de Bérgamo ha creado una ‘academia de entrenamiento’ para aquellos inmigrantes o refugiados que llegan al país transalpino de manera ilegal.
Pese a que Matteo Salvini ha conseguido reducir casi al cien por cien la llegada de inmigrantes ilegales, son muchos los inmigrantes, principalmente africanos, que siguen de manera ilegal en el país.
Para que se integren correctamente, en la ciudad de Bérgamo se ha creado la primera ‘Academia de la Integración Gracias Bérgamo’.
Como si de un campo de entrenamiento militar se tratara, los inmigrantes son obligados a cumplir las normas de la Academia. Comienzan el día formando fila en el pasillo de la Academia: «Somos estudiantes del primer curso de la Academia de la Integración Gracias Bérgamo», dicen.
En ese momento rompen filas y de dos en dos entran en el comedor, donde dos de ellos sirven el desayuno.
Los ‘estudiantes’ son refugiados y participan en un curso que dura un año y que tiene como objetivo integrarlos en la sociedad italiana.
Los participantes acuden a clases de italiano, realizan prácticas en empresas de la zona y tienen que seguir una estricta rutina. Incluso tienen que realizar trabajos comunitarios sin remuneración alguna. También son obligados a cantar el himno italiano.
Los participantes solamente pueden usar sus móviles durante dos horas al día y solo pueden hablar italiano. Aquel que use otro idioma recibe un pequeño castigo.
Además, solamente pueden vestir el uniforme que se les da, teniendo tres uniformes diferentes en los que se puede leer el nombre de la academia.
Giorgio Gori, alcalde de Bérgamo, ha explicado: «Esto no es una escuela para cualquiera. Los participantes deben respetar todas las normas de la academia y deben demostrar que quieren ayudar a Italia».
Aquellos refugiados e inmigrantes que quieran acceder al programa, son obligados a superar un total de tres entrevistas en las que deben demostrar saber algo de italiano, tener un mínimo de educación y la habilidad de respetar las normas.
Christophe Sánchez, director de la academia defiende el programa: «Es la única manera de saber que los inmigrantes se integran. Los refugiados pueden pasarse todo el día en la cama y nadie les puede decir nada. Aquí eso no ocurre».