Los Jordis, que se encuentran en la prisión de Lledoners después de que Sánchez les mandase cerquita de casa, han comunicado en la mañana de este sábado a la dirección de la prisión que inician una huelga de hambre de manera indefinida. Es una obligación de los presos comunicar sus intenciones y precisar si la huelga será de hambre o de hambre y sed, aunque en este caso parece que no se privarán de agua.
Pataleta buscando atención
La decisión de los golpistas parece haber sido tomada, tal como la Asamblea Nacional Catalana ha comunicado, como una medida de presión para el juicio del 1 de octubre, que está a punto de celebrarse el mes que viene en el Tribunal Supremo, con el objetivo de que resuelva los recursos de amparo que los Jordis y Josep Rull presentaron el 26 de noviembre y así poder recurrir a los tribunales europeos. Aunque la realidad parece más una llamada de atención para desviar la atención de las elecciones andaluzas y volver a poner a los independentistas catalanes en las portadas de los periódicos.
Si fuera necesario les alimentarán de manera forzosa
Por su parte, los servicios penitenciarios catalanes han hecho pública la intención de Sánchez y Turull, y han comunicado que ambos presos seguirán haciendo vida normal en la cárcel, y mantendrán sus obligaciones, incluida la de asistir al comedor junto al resto de reclusos.
Durante una huelga de hambre, los servicios médicos de la prisión controlan muy de cerca el estado de salud de los reclusos, y realizan un seguimiento diario de su peso y su presión sanguínea, y con analíticas de sangre cada dos días. Según su evolución van variando la periodicidad del procedimiento sin poner nunca en peligro su salud.
En caso de que los presos requieran de hospitalización, serán trasladados a Terrassa. «Como medida extrema, un juez puede autorizar la alimentación forzosa por indicación facultativa», han afirmado.