Era a primera hora de este martes cuando saltaba la sorpresa. El juez Manuel Marchena ha descartado presidir el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, una decisión que rompe el pacto alcanzado por PSOE y PP.
El magistrado Marchena ha decidido permanecer como presidente de la Sala Penal. Con esta decisión, podrá seguir al frente del tribunal que juzgará a los políticos presos separatistas.
A través de una carta, el propio Marchena ha explicado su decisión y su voluntad de mantener su independencia: «Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política para controlar el desenlace de un proceso penal. Mi trayectoria como magistrado ha estado siempre presidida por la independencia como presupuesto de legitimidad de cualquier decisión jurisdiccional».
«De forma especial como presidente de la Sala de Admisión de las causas contra aforados, es la mejor muestra de que jamás he actuado condicionando la aplicación del derecho a la opción política del querellado o denunciado», continúa.
Y finaliza diciendo: «Por todo ello, anticipo públicamente mi decidida voluntad de no ser incluido, para el caso en que así fuera considerado, entre los candidatos al puesto de presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial«.
Los españoles aplauden su decisión
Esta decisión ha sido muy aplaudida por los españoles, que defienden que el juez Marchena «ha sido muy valiente» rechazando el pacto de PP y PSOE: «El primer punto es bestial. Menuda bofetada, tanto a los políticos que intentan controlar la justicia como a los jueces que venden sus sentencias a las ideologías».
«Solo se puede felicitar al juez por ser sincero y coherente. No me vale que políticos tomen un cubata y decidan sobre los jueces sin, al menos, consultar a quienes afecten sus cambalaches políticas. Ya tardamos en que sean los propios jueces quienes voten su órgano de gobierno. Urge la separación total entre política y justicia», opinan.