El PSOE criticó duramente la reforma laboral llevada a cabo por el Gobierno de Mariano Rajoy en el año 2012. Al principio, la poca confianza en esa política se fue diluyendo conforme los datos de desempleo y contratación indefinida aumentaron. A partir de 2014, las contrataciones indefinidas no pararon de aumentar, hasta ahora. La política económica de Pedro Sánchez ha terminado por asfixiar a las pequeñas empresas, con la subida del Salario Mínimo hasta 900 euros, hasta el punto de desplomar las contrataciones.
Subir el SMI en un 22,3% ha supuesto un duro varapalo a empresas de las regiones más empobrecidas, que han visto como sus gastos de contratación se han disparado de un día para otro. Además, el aumento de las bases de cotización no ha ayudado en absoluto a reducir el impacto económico. Las pymes son las grandes perjudicadas, pero no las únicas. Empresas que en otras campañas de semana santa han contratado 100 empleados, están pasando a sacar ofertas por 70 u 80.
Tanto el Fondo Monetario Internacional como la propia Unión Europea desaconsejaron al ejecutivo un aumento tan drástico de los salarios de golpe, pero Pedro Sánchez desoyó el aviso. Ahora toda España está pagando las consecuencias. El propio Secretario de Estado de la Seguridad Social ha advertido de que algunos empresarios pueden verse en «la tentación de contratar en vez de a 20 trabajadores a 18. No tiene sentido que lo neguemos».
Los contratos indefinidos, que venían aumentando mes a mes en los últimos cinco años, han decrecido por primera vez en sesenta meses. Todos los indicadores apuntan en la misma dirección. Desgraciadamente, la medida, lejos de ayudar a las personas con menores ingresos, les ha puesto una zancadilla, al verse muchos de ellos despedidos o directamente no renovados de sus puestos de trabajo.