Es habitual que la izquierda insista que la inseguridad de Barcelona no es tan elevada como informamos los medios de comunicación, pero los datos no engañan. La Ciudad Condal ha experimentado un aumento del más de 17% respecto al año anterior.
La alcaldesa de Barcelona no solamente ha sido incapaz de plantar cara a la inseguridad, sino que con sus políticas buenistas, a lo largo de 2018 se han registrado un total de 1942.212 delitos un aumento del 17,2% respecto al año anterior, y su tasa de criminalidad está muy por encima del resto de ciudades españolas (119 delitos por cada mil habitantes; la media nacional no supera los 43).
Los datos no engañan. Barcelona es de lejos la ciudad más insegura de España con unos 300 robos diarios, lo que supone que a la hora se produzcan 12 robos que afectan tanto a turistas como a los propios barceloneses.
Esta delincuencia se ha disparado principalmente debido a la llegada de menas magrebíes. Los propios Mossos d’Esquadra han reconocido en varias ocasiones que muchos de ellos son delincuentes reincidentes.
Mientras los datos muestran la realidad de una ciudad que sigue mostrando su peor cara, los políticos progres siguen siendo incapaces de adoptar medidas contundente que permitan recuperar la seguridad en una de las ciudades más turísticas de todo el planeta.