Anoche, Telecinco fue la única cadena nacional que sabiendo que el final de la historia de Julen estaba cerca de la conclusión, cambió su programación para ganar dinero con el morbo de poder mostrar las imágenes de ese momento definitivo. Un par de microvoladuras extra trastocaron los planes de la cadena de Mediaset, al ralentizarse en torno a cuatro horas el final del rescate.
Ana Rosa Quintana estuvo no obstante hasta las doce y media de la noche esperando la salida de los mineros del pozo y la confirmación de que Julen había sido encontrado. Durante estas horas de prime time Telecinco duplicó las cifras de audiencia que suelen obtener con su programación habitual del viernes noche. Evidentemente los directivos de Mediaset no realizaron este cambio estratégico por interés informativo, sino porque como cualquier empresa buscan maximizar su beneficio.
No obstante, al igual que hizo Atresmedia, que presentó un breve avance informativo para comunicar lo sucedido, hay otras formas de informar, y no todo vale en televisión para ganar audiencia y dinero. Miles de espectadores también han pensado en lo sucedido, y no han dudado en atacar al equipo de Telecinco. Entre los corresponsales que ayer tenía allí la cadena de Fuencarral, se encontraba incluso un periodista en el bar de el pueblo, consiguiendo testimonios de los que allí se congregaban, mostrando lo más bajuno del periodismo nacional.
El caso de Julen se mediatizó desde el principio. Desgraciadamente no todo el mundo ha sabido mantener la compostura de igual manera. Ver anoche como los reporteros asaltaban a cualquier guardia civil o voluntario que salía de la zona acordonada, parecía mucho más una persecución de los medios del corazón a Isabel Pantoja.